domingo, 18 de marzo de 2012

El Camino Frances - Parte III - Galicia

Tercera y última parte del relato sobre mi primera travesía, viaje por etapas, encima de una bicicleta de montaña (BTT - MTB), realizada en agosto de 2006 y corresponde a la traza en la Comunidad Autónoma de Galicia.




14/08/2006 Etapa 9: Trabadelo - Sarria.

Despierto con la sensación de poco descanso, evidentemente la menor calidad del hospedaje hizo su cometido, pero la intranquilidad por la etapa de hoy hizo el resto.Salimos y el fresco nos dio una bofetada en el cuerpo. Joer, vaya frío, me puse los manguitos y un periódico en el pecho. La sensación térmica al comenzar a rodar aun bajó más. En la misma estación de servicio, nos detenemos para desayunar y se nota que los nervios siguen ahí, pensado en la subida de hoy.

Arrancamos de nuevo, siguiendo por la carretera hacia O Cebreiro, en lógico ascenso. Pasamos por Ambasmestas y Ruitelán. Delante nuestra, las montañas se yerguen amenazantes. Justo antes de Las Herrerías dejamos la carreterilla para tomar otra a la izquierda baja llegar al pueblo cruzando el río Valcerce por su puente romano. Atravesamos Las Herrerías y Hospital, de momento no es complicado, por asfalto se sube bien. La pendiente aumenta, aunque soportable. Algo más de un kilómetro después de Hospital, la traza se desvía a la izquierda para tomar una senda en bajada.


En este desvío está esperándonos Alfonso para desearnos suerte, sabedor que lo duro comienza allí mismo. Antonio sigue por carretera, mientras Javier, Jose y yo nos internamos en la profundidad de la senda. Se desciende levemente para cruzar un arroyo y encarar una dura subida con piedra en el suelo. La leche!!!! Varias veces tuve de poner el pie, unas veces por el firme y otras para tomar aliento y rebajar las pulsaciones. Escasamente un kilómetro separa el arroyo de La Faba, pero parecen diez por el tiempo empleado.



Dada mi mayor fortaleza me voy separando de los compañeros y sigo tirando para arriba. Despues de La Faba vuelve otra buena petada insufrible hacia La Laguna. Son las 10:30 cuando llego a La Laguna, hago una foto a un casa típica con estructura de Galicia. Se nota que estamos muy cerca. Espero un ratín mientras me refresco en una fuente y como a los compañeros no los atisbo, continuo camino.






Despues de La Laguna la pendiente minora claramente, yendo encima de la bici todo el rato con excepción de las paradas a tomar fotos, fotos del paisaje y fotos del límite de la Comunidad Autónoma de Galicia. Son las once menos cuarto cuando entro en Galicia. Los compañeros pasarían por este mismo lugar 20 minutos más tarde.





A las once en punto llego a O Cebreiro con una sensación de alegría, donde me detengo un momento para hacer fotos. Allí está Antonio, que por carretera, ha llegado antes que nosotros.





Tomo algo de fruta para reponer, mientras llegan Javier y Jose. Asimismo aparece Alfonso con el coche. Visitamos la villa y su iglesia prerrománica con su Santo Grial. Las pallozas típicas de O Cebreiro.

La verdad es que charlando entre nosotros coincidimos todos que nos había generado mucha expectativa de dureza y al final la cosa no fue para tanto. Hombre!!! Es duro, sí, pero no tanto como nos habíamos imaginado en un principio. Hacemos varias fotos y despues de descansar nos despedimos de Alfonso para continuar el viaje.





O Cebreiro, tampoco es el punto más alto, pero si el más emblemático de Galicia. El Alto del Poio es la cumbre gallega, pero antes de llegar a ella, debemos sortear el tobogán del Alto de San Roque. Bajar desde  O Cebreiro para subir a San Roque, bajar y volver a subir al Alto del Poio (1.340 metros), a partir del cual se desciende por carretera hasta O Biduedo, pasando por Fonfría de Hospital.




A partir de Biduedo, la traza desciende por un sendero muy apetitoso que asoma a la izquierda de la carretera. Mis tres compañeros, algo cansados deciden descender a Triacastela por carretera, mientras yo me decido en solitario por ese sendero. Efectivamente, la traza desciende sinuoso con firme limpio haciendo que rodase rápido y con una gran sonrisa en la cara. Llego a Triacastela sobre las dos y cuarto con muy buenas sensaciones y con la idea de que acabo de rodar por uno de los mejores tramos para hacer en una bici de montaña de todo lo que llevo hecho del Camino de Santiago. Qué felicidad!


Nos reagrupamos para comer todos juntos en la villa y descansar con siesta incluida en el parque al lado del Concello, donde otros peregrinos descansan igual que nosotros. Poco antes de las cinco de la tarde reanudamos el viaje despues del merecido descanso, dirigiendonos hacia San Xil parte por carretera y parte por camino, rodeado de frondosos árboles. Pasado San Xil, toca una serie de toboganes con tendencia a descender.





Pasamos por Carreira, Furela, Pintín y Aguiada. Hasta aquí la traza alterna camino facil con carretera, o mejor dicho camino a la vera de la carretera, y a partir de Aguiada, también seguimos un camino a la vera de la carretera que nos lleva directamente a Sarria.




Voy yendo a ritmo por este camino rápido y justo antes de entrar en Sarria, pasados 10 minutos de las seis de la tarde, me detengo delante del albergue para esperar por los compañeros. Noto que se retrasan algo más de la cuenta, pasa Alfonso con el coche y me recoge yendo hacia atrás: Jose se ha caído por culpa de un coche. Llegamos y notamos a Javier visiblemente nervioso con un conductor de un coche,que saliendo de una carretera lateral para incorporarse a la carretera principal, se saltó el "Stop" deteniendose en medio del camino.

La Guardia Civil hace acto de presencia y verifica que el coche no hizo el Stop donde debería. Jose muy dolorido nos indica que no tuvo contacto pero al ver el coche se echó a un lado y al no poder sacar las calas de los pedales dió con sus huesos en el suelo. Una ambulancia hizo acto de presencia también y se lo llevó al Hopistal de Lugo para hacer una placa. Nosotros, una vez recogidas las bicis, nos fuimos tambien para allá.

En el Hospital fue atendido por unos familiares, la placa fue negativa. Menos mal que todo quedó en un susto, sin rotura alguna pero con dolor. Regresamos nuevamente al Camino de Santiago, pero esta vez ya para alojarnos en la hotel que previamente teníamos contratado.



Distancia: 59 km. ( 671 km)
Tiempo en movimiento: 04:16:16
Velocidad media: 12 km/h



15/08/2006 Etapa 10: Sarria - Arzua.

Temprano desayunamos y nos dirigimos al punto donde lo habíamos dejado el día anterior, delante del albergue. Atravesamos Sarria y la traza pasa por delante del Ayuntamiento y del convento de Los Mercedarios, en un alto. Descendemos hacia el río Pequeno, afluente del río Sarria, para cruzarlo por su Puente da Áspera.





Toca subir para salvar las inmediaciones de la Sierra del Paramo, con el monte do Penedo como más cercano. Así subimos una rampa fuerte desde el río Pequeno hacia Vilei  y Barbadelo, camino de Rente. Ya notamos que estamos rodando por la Galicia profunda y deprimida. La distancia entre aldeas, núcleos de población típicos de Galicia, son minúsculos, a veces de menos de 700 metros.


Desde As Rozas, a 644 metros de altitud y a 15 km. desde nuestra salida de hoy, comenzamos a descender hacia Portomarín. Son las 11:35 horas. Se discurre por unas corredoiras increibles, alternando a veces por carreterillas locales, a la vez que ya vamos viendo el embalse de Belesar construido en el cauce del río Miño.

Pasado A Brea, nos encontramos con el poyo de piedra característico en Galicia con el punto kilométrico 100, indicando los kilómetros que faltan para llegar para abrazar al Apóstol. Como estaba con demasiadas pintadas y dedicatorias, no nos pareció interesante disparar foto alguna en este punto, y si lo fue en el poyo del kilómetro 99.



Llegamos a la ribera del Miño cruzandolo por su moderno puente; el románico está bajo las aguas y se puede ver cuando el embalse está muy bajo de capacidad. Del otro lado del puente, una rotonda con la famosa escalera por la que va la senda peregrinal para adentrarse en la villa. Nosotros continuamos a la derecha para entrar en Portomarín. Son las 11:20 horas.

Allí visitamos su peculiar iglesia con advocación a San Nicolás, iglesia fortaleza que fue llevada piedra a piedra desde su anterior ubicación en el antiguo pueblo de Portomarín, sito bajo las aguas, así como otro patrimonio monumental que también fue llevado piedra a piedra hasta sus nuevos emplazamientos. En los soportales de la plaza del pueblo compramos regalos con motivos del Camino de Santiago para nuestras familias.





Algo más de una hora estuvimos en Portomarín, y la salida se hace por la carretera que va hacia el Alto de Hospital. Como ya empieza a ser una máxima, sobre todo en Galicia, después de un río viene una subida. El ascenso hasta el Alto de Hospital es curioso y se hace alternativamente por la carretera y por camino.



El ascenso aun continua un poco más hasta Ventas de Narón, a partir del cual comenzamos a descender por carretera hacia Ligonde. Justo antes de Ligonde un curioso cruceiro de piedra en el que en su base en los cuatro lados tiene motivos sobre el calvario y muerte de Jesús (calavera, clavos, martillo, espinas,...), y paradójicamente una maternidad en su cruz.



Doce kilómetros más allá de Ventas nos espera el destino originario de hoy, Palas de Rey, si bien ya teníamos convenido terminar en Arzúa. Se tiende a bajar, pero no es todo bajada, algún repecho queda, que Galicia es un rompepiernas constante desde principio a fin. La traza alterna también la carreterilla con algo de camino, mientras las aldeas y parroquias se suceden por doquier. Típico paisaje gallego con cantidad de granjas de vacuno con su olor característico y la seña de identidad inconfundible de las reses en el suelo. En Palas de Rey no nos detenemos mucho si bien echamos una visual a la iglesia de San Tirso con su fachada románica.


Dejamos Palas sobre las cuatro y cuarto de la tarde. Subir y bajar, caminos, carreterillas y corredoiras, subir y bajar, San Xulián, O Coto, Leboreiro, descenso al río Furelo para entrar en Melide subiendo. Ya estamos en la villa. Foto a su cruceiro de piedra, probablemente el más antiguo de Galicia, pero no su base con una piedra visiblemente más moderna.

Tampoco nos detenemos mucho en Melide, ni tan siquiera tomar su famoso pulpo. Son casi las seis de la tarde y no tenemos mucho tiempo ni ganas de tomar nada. Santa María y O Carballal se va por carreterilla para adentrarnos en un caminín que nos baja al río Catasol para ascender bruscamente. Nuevo descenso a un regato y vuelta a ascender a Boente. La tónica general del día: sube-baja. Así para llegar a Arzúa hay que pasar tres ríos más con sus respectivas ascensiones. Las piernas ya van cansadas y los cuerpos tambien. Solo queda la última subida desde Ribadiso, del que ya ni me percaté de su puente romano, el cuerpo ya casi ni tiene fuerzas para este último repecho aunque sea por carretera.

Esta etapa rompe-piernas con sus casi 80 kilómetros ha sido dura, con su casi 1.600 metros de ascensión acumulada, nos aniquiló prácticamente, todo sumado a los 750 kilómetros encima y el dolor constante en las posaderas. Queríamos ganar kilómetros para poder llegar mañana a Santiago a media mañana o como más tardar a la hora de comer.

El descanso lo hicimos en Palas de Rey, 28 kilómetros atrás, en una casa de turismo rural. Menos mal que al ir con coche de apoyo estas distancias se hacen en poco tiempo.


Distancia: 78km. (749 km)
Tiempo en movimiento: 05:57:37
Velocidad media: 13 km/h




16/08/2006 Etapa 11: Arzúa - Santiago.

Y al undécimo día llovió. La entrada a Santiago se prevé lluviosa, cómo no, ¿qué sería de Santiago sin su característica lluvia fina? "Orballo" en gallego.


Nada más levantarnos, sentimos una lluvia fuerte, qué pena!!! Nos dispusimos a montar en el coche que nos retornaría a Arzúa, al punto donde dejamos ayer de pedalear. Comentamos las previsiones meteorológicas y ya en Arzúa, entramos en una cafetería a desayunar contundentemente con un día bien oscuro. Fuera llovía y nosotros con cara de preocupación.

Después de su etapa de descanso de ayer, para recuperar de la caída, Jose nos acompaña en el día de hoy, queremos entrar juntos en Santiago despues de once días. Una vez en la calle, nos ajustamos los chuvasqueros y nos pusimos a rodar sobre las nueve menos diez con la cabeza gacha evitando la fría lluvia en el rostro.

La etapa de hoy, aunque más corta, es tambien rompe-piernas al principio. Pasamos Pregontoño y tenemos que tener cuidado al cruzar la carretera nacional, lleva mucho tráfico y hay muy poca visibilidad con la lluvia. Los compañeros van delante, quedándome retrasado para guardar la cámara de fotos y el celular en la mochila y evitar males mayores.

Despues de cruzar la Nacional, paso por A Peroxa descendiendo al Regato do Ladrón, para ascender cara A Calzada. El ascenso es bueno por pista forestal con algo de raiz por el suelo y rodeado de bosque de eucaliptos y parte autoctono. Es curioso, estoy dando pedales a fondo para alcanzar a los compañeros y no lo consigo. Desciendo por pista hacia Lengüelle para cruzar otro regato y nuevamente subir hacia Salceda, donde se toma la Nacional  y un poco más arriba en Xen se vuelve a dejar, pero por poco tiempo, cruzando varias veces a un lado y otro de la carretera, como es el caso del Alto de Santa Irene.


Subida por la parte norte de O Pedrouzo, donde hay varios albergues de gran capacidad. Éste y San Marcos suelen ser, muchas veces, el lugar de inicio de la última etapa para los peregrinos caminantes. Sigo sin avistar a los compañeros, algo pasa. No puede ser que no los haya alcanzado ya.


Desde Pedrouzo toca la penúltima subida antes de Santiago, Lavacolla. Se atraviesa primero la Nacional para subir por una camino tipo forestal en medio del bosque. La lluvia parece que cesa un poco. Aterido de frio llego arriba donde tengo que rodear la cabecera de pista del aeropuerto internacional. Ya en descenso llego al pueblo de Lavacolla, donde se cruza el río Sionlla y encarar la última subida fuerte que casi dará por concluido el viaje: hacia el Monte del Gozo.

La subida se hace por una carreterilla, al ser una zona densa de poblaciones, muchos de los caminos han sido asfaltados. Es el progreso. Paso por delante de las instalaciones de la Televisión de Galicia y a mi izquierda el camping del Monte del Gozo. A casi tres kilómetros está San Marcos. La lluvia es fina y sigo teniendo frio. Llego por fin a San Marcos y me detengo delante del monumento a Juan Pablo II, donde todo el mundo cree que es el Monte del Gozo. En los alrededores varios peregrinos pero ninguno conocido.




Me acerco al Monumento y contemplo la imagen en relieve de San Francisco agarrando una cesta. Me acerco al Santo y en un acto en total y absoluta intimidad abro mi mochila, cojo las piedras que simbolizan a mis dos hijas, de 13 y 11 años respectivamente, y las deposito en la cesta. Emocionado tiro unas fotos. Qué día de perros nos ha tocado.





Acabada el ceremonial, me dirijo a la capilla de San Marcos a sellar y tomar algo bajo su tejadillo y esperar a los compañeros que seguro están atrás. Son las 11:45 horas y estoy completamente aterido de frío.

Al cabo de un rato, llega Alfonso, nos saludamos, charlamos y del coche tomo una camiseta seca para cambiarme. Como cambia la cosa al estar seco, pero por desgracia, enseguida queda húmeda ya que el chubasquero está empapado.




Media hora más tarde aparecen el resto de integrantes de la expedición. Se perdieron y en ese momento fue cuando los adelanté, ellos pensaban que yo estaba detrás y yo que ellos estaban delante.



Tras unas fotos, nos dirigimos al verdadero Monte do Gozo, se va por un camino a la izquierda de la capilla de San Marcos. Allí un poco más separado están las estatuas de los peregrinos levantando sus manos llenos de júbilo y gozo por ver las torres de la catedral.

Tras otras fotos en este lugar, nos separamos de Alfonso, se dirige a su casa a cambiarse y encontrarse con todas las familias de los cuatro. La mía sigue en León disfrutando de sus vacaciones.



Atravesamos San Lázaro para luego pasar al lado del Palacio de Congresos. Entramos en el casco viejo por el este para llegar a San Martín Pinario. Delante de San Martín y debajo de unos soportales estuvimos  esperando a que llegase la familia de los amigos a la Plaza del Obradoiro para recibirnos. Casi morimos de frio. Un vez acabada la espera, evitando bajar por las escaleras, bajamos por la calle hacia la Facultad de Medicina para virar hacia la Plaza de Obradorio por un lateral del Hostal de los Reyes Católicos, antiguo hospital de peregrinos.

Entramos en la Plaza, justo a las 13:30 horas, y rápidamente los hijos/as de los amigos y sus cónyuges se abalanzan sobre sus respectivos. Momentos de mucha emoción, yo me quedo mirando al Santo allá arriba que nos contempla desde su pedestal.

Tal jolgorio y algarabía se montó en torno a nosotros que muchos de los peregrinos que allí estaban les extrañó tamaño recibimiento. Realmente, casi nadie tiene a su familia para recibirlo después de 800 kilómetros y culminan sus Caminos en solitario o con las personas con las que han partido o encontrado.







Fuimos a comer y después de una buena sobremesa, ellos se dirigirían a Aguiño todos juntos para seguir con las vacaciones. El bueno de Javier me acercó a Lalín, villa en la que estaban mis padres pasando unos días, quienes me llevarían a mi casa.

Una noche de descanso y me voy para León con mi familia a seguir yo también las vacaciones con los míos. Este viaje dejó un poso aventurero dentro y seguro que continuaría con más viajes en bicicleta. De hecho, aun no había comenzado este que acabo de rematar, y ya tenía planeado hacer en mayo de 2007, junto a mi amigo Ricardo, la Vía de la Plata, ésta vez con alforjas y durmiendo en albergues.

SALud y hasta la próxima.


Distancia: 41km. (790 km)
Tiempo en movimiento: 03:09:52
Velocidad media: 13 km/h

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