martes, 28 de octubre de 2014

Senderismo a la Presa "Rota" Vega de Tera

HISTORIA

Ya conocía la predilección de mi amigo Raul por el Lago de Sanabria, su entorno y, lo más importante, su historia. Tras relatarme la catástrofe acaecida en la noche del 9 de enero de 1.959, hizo aflorar de lo más profundo del baúl de mis recuerdos lo leído hace ya muchos años sobre la rotura de la presa de Vega de Tera.

Una noche en la que fallecieron 144 personas del pueblo de Ribadelago tragadas literalmente por ocho millones de metros cúbicos de agua procedente de la rotura de la presa del río Tera y todo por la negligencia y el afán de ganar más dinero con el ahorro de materiales en la misma construcción de la misma presa con deficiencias estructurales muy importantes. La catástrofe pudo ser de una magnitud superlativa si el propio lago de Sanabria no llega a absorber tal masa de agua.




La responsable, Hidroléctrica Moncabril, tras un juicio de "risa" el tribunal sentenció que apenas responsabilidad culpando casi en exclusiva al encargado de la obra, mientras que a los propietarios de la eléctrica se les condenó a unas pequeñas penas de cárcel en la que nunca ingresaron y a indemnizar a los familiares de las victimas. Indemnizaciones por cantidades pírricas que establecía diferencias entre hombres y mujeres: 90.000 pesetas por varón y 60.000 pesetas por mujer. Por cada niño y bebé, 25.000 pesetas.

La catástrofe suponía un auténtico "grano en el culo" tanto en la política hidroeléctrica de la época como en la imagen del régimen franquista. Así en su afán de intentar "tapar" las consecuencias políticas, se puso en marcha rápidamente la construcción de un nuevo pueblo para realojar a los supervivientes en una zona  no adecuada y con los materiales y el modelo de repoblación del Plan Badajoz, casas frescas que no conservaban el calor en los duros inviernos a más de 1.000 metros de altitud. Para más "inri" fue bautizado como Ribadelago de Franco, hoy Ribadelago Nuevo.




La presa quedó así, tal cual, rota desde entonces sin reparar.



ANTECEDENTE Y PREPARATIVOS

Además de la lectura obligada por la red de la historia de Ribadelado y sus gentes, tomé referencias de varias experiencias narradas en foros, blogs y fotoblogs para comprobar su dureza, así como recopilar la información sobre el mejor trazado posible a base buscar tracks de GPS recorridos por anteriores senderistas. Dos de las consultas fueron el blog Caminando con-Migo y el foro Embalses.net.

De este modo, acordamos realizar un trazado circular de unos 22 kms ascendiendo por el cañón del Tera, por donde bajó el agua para una vez vista la presa "Rota" de Vega de Tera, acordarnos del suceso y descender por el "plano inclinado" hacia el pueblo de Moncabril. Los paisanos de Ribadelago denominan así a una pared casi vertical para senderismo normal por la que ascendía el tren de cremallera montado para el transporte de parte del material y maquinaria necesaria para la construcción de la red de los pequeños embalses sitos arriba en la montaña. Incluso se comenta que hasta subían obreros.

No me acuerdo exactamente cómo se nos ocurrió, pero después de hablar varias veces con Raul sobre el tema y después de decidir la ruta, una calentada nos hizo acudir a una cita el 18 de abril de este año al Lago de Sanabria para hacer senderismo.

Él saldría desde Vigo y yo desde Vecilla de la Vega, provincia de León, donde estaba pasando unos días de relajación. No suponía mi primera ruta de senderismo de media y alta montaña, ascender a más de 1.700 metros no me preocupaba, solo tenía el resquemor de encontrar la nieve vista en las cotas más altas en mi viaje de ida a León. Para Raul era su primera aventura de senderismo seria; simplemente estaba acostumbrado a largas caminatas llanas sin dificultad alguna por lo que su preparación no era la idónea para este tipo de rutas, además su equipación tampoco era la más adecuada. Pero su entusiasmo lo compensaba con creces.

Iniciamos la ruta muy tarde, demasiado, a las 10:45 despues de tomar un café. Al poco, aun no había pasado ni un kilómetro y medio, el primer escollo, el vadeo en el Tera era imposible por el elevado caudal del río por el deshielo de la montaña. Ni descalzándose se podía atravesar por la fuerza del agua y su profundidad. Avanzamos un poco más por esa ribera para ver si podíamos vadear río arriba. Imposible.

El gozo en un pozo pero ya que estábamos allí decidimos cambiar el trazado para ascender por el plano inclinado, intentar llegar a la presa rota o verla desde arriba y regresar sobre nuestros pasos por el plano inclinado. Con esta idea, comenzamos a ascender el plano a las 12:08 desde el pueblo de Moncabril cuya cota de altitud es de 1.024 metros y llevamos ya más de 4 kms en las piernas sin haber hecho nada.

La subida del plano inclinado de aproximadamente 3 kms es dura con firme pedregoso donde hay que dar golpes de impulso para subir por las piedras y superar la verticalidad del terreno. Las vistas del Lago según se asciende son impresionantes. Durante la ascensión se va sorteando tambien el trazado del tren de cremallera y un viaducto que salvaba las irregularidades del terreno.







Llegamos a las instalaciones donde llegaba el tren a las 13:45 despues de una ascensión lenta con alguna parada técnica para tomar resuello y algo de alimento energético. La altitud en este lugar es de 1.550 metros.




Seguimos ascendiendo ya por una pista más llevadera con mejor firme rodeando la Laguna de Payón y pasando al lado del Embalse de Garandones, donde está el refugio.

La nieve se empezaba a ver cada vez más cerca. Según avanzábamos y ganábamos cota de altitud íbamos atravesando zonas de nieve que cubría el camino.








A las 15:12 horas en un alto del camino con una cota de altitud de 1.706 metros, nos detuvimos a yantar para reponer fuerzas y a la vista del exceso de nieve y no tener la equipación óptima para atraversarla, decidimos regresar con un sabor agridulce. Mientras dabamos cuenta de nuestras viandas, contemplamos unos cervatillos atravesando la montaña nevada.





Treinta y cinco minutos más tarde retomamos el camino de regreso, con la intención de regresar nuevamente cuando la nieve ya estuviese derretida. El plano inclinado en descenso es casi más duro que su ascenso y descubrimos que el camino es el que utiliza el ganado vacuno para ir a los pastizales de la montaña, subiendo y bajando con una agilidad mayor que la nuestra.







Una vez abajo, volvimos a echar un vistazo al monumento a los fallecidos de la catástrofe. Pudimos comprobar cómo en la lista de nombres aparecían familias enteras sepultadas por el agua.




Ya en Ribadelago, con Raul casi exhausto por el esfuerzo del ascenso y descenso por el plano inclinado, una "revienta-burros" para arriba y un "rompe-rodillas" para abajo pero tremendamente satisfecho en su primera incursión a la montaña, acordamos dejar pasar un breve tiempo para volver atacar la presa; ésta vez por el itinerario previsto. La verdad, su nivel de resistencia quedó suficientemente probado solo a falta de un poco más de entrenamiento con cuestas.



ASALTO DEFINITIVO


La nueva cita quedó fijada, cuadrando agendas, para el segundo fin de semana de junio, concretamente el viernes, cuando la nieve ya estuviese derretida y con el río con menos caudal. No se podía posponer por más tiempo, el verano ya se nos echaba encima y en alta montaña sin protección arbórea debida podríamos tener una buena insolación o deshidratación importante.

Esta vez la asaltaríamos con el amigo Carlos, unido a la expedición después de escuchar nuestra anterior incursión, especialmente de Raul y seguro que de ver las fotos tomadas. Después de algunas dudas, lo animamos a venir cuando nos contó el tipo de ejercicio que solía hacer y recorriendo por etapas no sucesivas el camino de Santiago que viene de Portugal.

El jueves me recogieron en mi casa para ir a pernoctar directamente a Ribadelago, no podíamos iniciar tarde, ya que el trazado propuesto esta vez, en vez de bajar por el plano inclinado, intentaríamos descender por el cañón del río Cárdena, más largo y supuestamente más suave.

Amaneció un estupendo día del viernes 13. Viernes 13, vaya fecha!!!







Algo tarde para mis previsiones, a las 8:49 comenzamos a caminar, despues de un buen desayuno en el hotel. Despues de ir comentando con Carlos las diferencias del estado del camino de la primera incursión a la actual, llegamos al primer punto de vadeo del Tera. No tenía nada que ver con la anterior vez. Grandes piedras a modo de puente permitían su paso perfectamente, cuando dos meses antes ni se veían casi por el agua.















Hasta aquí hemos venido ascendiendo ligeramente con un firme a veces de tierra, a veces con piedra pero perfectamente realizable con buen calzado. Raul dada su anterior experiencia ya venía con una equipación adecuada para el terreno, su mochila de hidratación y su bastón.









Continuamos y ahora la pendiente aumenta más y el camino se va estrechando para convertirse en una ascensión a veces angosta por el cañón donde debemos trepar por las grandes rocas que lo conforman. La complicación realmente empieza ahora. Son las 9:27 horas, el termómetro ya marca 20º y tan solo hemos recorrido 1.750 metros estando a una cota de altitud de 1.058 m.









Un leve descenso por unos escalones labrados en la piedra y nos encontramos con la primera poza del Tera. Su agua cristalina nos llama la atención haciendo unas cuantas fotos. Distancia acumulada 2.436 metros con cota de 1.116 m. y la temperatura ascendiendo progresivamente. Se espera un día de calor...












Continuamos trepando con más o menos esfuerzo pero los parajes merecen la pena. A las 10:15 llegamos a la Poza de las Ninfas, donde descansamos algo más de 15 minutos y mientras Raul y yo nos reponíamos con un poco a base de fruta y una barrita energética, Carlos se refrescó en la poza haciendo el "Legado de Tibu". En eso, llegó otro curtido montañero haciendo la misma ruta y tras parlamentar un poco con él y ponerme los dientes largos con una ruta que partiendo desde allí se llega Peña Trevinca, se despidió de nosotros para continuar el camino.

















Una vez vestido Carlos  y sin percatarnos que no se había alimentado, continuamos la marcha a las 10:53 horas, la cota de altitud es de 1.167 m. y la temperatura ya marcaba 34º. Siete minutos más tarde pasamos al lado de otra poza del Tera. Las curvas de nivel se juntan un poco, eso significa que viene otra nueva pendiente y seguro que hay que volver a trepar.










Efectivamente, la subida vuelve a endurecerse técnicamente por un firme con piedras grandes y mucha verticalidad, teniendo que usar nuestras habilidades con los bastones. Despues de este repecho viene otra pequeña bajada para vadear nuevamente el Tera. Son las 11:25, la cota de altitud de 1.249 m y la temperatura marca los 38º, si bien por efecto del sol directo sobre el sensor térmico; de hecho la sensación térmica no es tan alta. La distancia recorrida tan solo es de 4,1 km. Muy lentos, demasiado.







Al cruzar el Tera, en medio de grandes piedras, Raul resbala y se deja bañar hasta más arriba de las rodillas. Ningún problema físico por resbalón, solo el golpe moral de haberse mojado e ir empapado un rato. Y además por haber perdido una botella de Acuarius que fue río abajo.






Volvemos a ascender fuertemente por una traza bien bonita donde Carlos da síntomas de debilidad, no acostumbrado a zona tan técnica, pensaba yo. Descansamos cada poco para que tomase resuello y decidimos continuar hasta el lugar de La Cueva de San Martín, un lugar con una gran laguna donde pensaba tomarme un bañito. Según avanzamos por terreno tan técnico, la progresión de avance se hace cada vez más lenta pero los parajes por donde pasamos bien merece tal esfuerzo.























Un falso llano y enseguida llegamos a la Cueva de San Martín. Como tenía previsto, me dispuse a tomar un baño en su laguna con una buena cascada al fondo. La verdad, esperaba un agua mucho más fría pero no, estaba realmente buena. Así fresquito, nos detuvimos a descansar en una arboleda para tomar el refrigerio acordado con el consiguiente descanso. Carlos muestra otra vez signos de cansancio, le cuesta tragar los alimentos y ahí fue cuando nos informó que no había comido practicamente nada durante todo el camino. La mente la tiene inmersa en sus pensamientos.

















Analizo la situación y considero que seguir adelante era lo más factible ya que salvo un repecho inicial hasta la presa rota el terreno minora supuestamente su pendiente. Despues ya tomaríamos un camino bien definido aunque fuese en ascenso y acto seguido la pista de bajada que ya conocíamos de dos meses atrás.

Una vez alimentados y algo respuestos de fuerzas, continuamos por una buena cuesta ascendiendo al lado del arroyo de los Covadosos que cruzaríamos 400 metros más allá. En el kilómetro 6,6 pasamos al lado de un corral con un refugio para el ganado o bien para los propios pastores. Son las 13:41 horas y la cota de altitud marca 1.417 metros. La temperatura, al estar el sensor ahora orientado al norte, indica 33º.










Ahora toca bajar nuevamente hasta un llano facil de caminar donde recuperamos el ritmo hasta que volvemos a ascender por piedra lisa al sol atorrador. Ahí tenemos que hacer otra parada para descansar nuevamente. Son las 14:11 horas, la cota de altitud es de 1.424 metros. La distancia recorrida es de 8,4 kms. y el sol está en su cénit.












Estamos detenidos en un lugar sin sombra alguna donde guarecerse. Busco en todas las direcciones y no hay rastro de árboles cercanos. Me pongo en la posición adecuada para proyectar mi sombra sobre Carlos para que el sol no le afecte más. Está demasiado abrigado. El agua empieza a escasear. Cinco minutos más tarde retomamos la marcha otra vez.






En el mapa, las curvas de nivel vuelven a juntarse de forma importante por el trazado por el que tenemos que seguir, ello supone un nuevo escollo que se solventa con mayor o menor dificultad y la ayuda de los bastones.






El tramo siguiente no tiene ascensiones fuertes pero sí hay que salvar micro ascensos y descensos en la roca manteniendo la cota. Estamos cansados y muy cerca de la presa rota pero no se divisa aun. Esta parte se nos está haciendo eterna minando nuestra mente por el calor y el firme complicado por las piedras, no por las pendientes prolongadas que ahora no hay.




Al fin!! A las 15:26 vemos por primera vez, a lo lejos, la presa comprobando que realmente está rota, tal cual como quedó después de la catástrofe. Fotos varias con la ilusión renovada al ver el dique en la distancia. Seguimos hasta llegar a una zona con arbolado bajo al lado de una laguna, donde nos detenemos a descansar otro rato y alimentarnos un poco. El agua está casi agotada, pero es algo que no me preocupa, estamos en zonas muy altas donde se puede beber de los arroyos casi con total seguridad y además cuento con unas pastillas potabilizadoras como última instancia.








A las 15:51 horas proseguimos por una senda poco perfilada y cerrada por los arbustos que conseguimos atravesar hasta llegar a una zona descubierta. Ahora solo falta llegar a la presa por unas grandes e inclinadas losas de piedra. Los compañeros me esperan mientras desciendo un poco con las mochilas a rellenar agua en una zona de agua bien corriente y echar unas pastillas potabilizadoras para asegurar su salubridad. Según avanzamos vamos viendo los enormes trozos de hormigón rotos por el agua y esparcidos por el terreno como testimonio de la catástrofe acontecida años atrás.



















En la base de la presa nos hacemos unas fotos y para salvar la altura del dique hasta el refugio que hay arriba solo hay que ascender por unas antiguas escaleras de piedra realizadas sobre la orografía.










Llegamos al refugio a las 16:46 horas, la cota de altitud es de 1.542 metros y la distancia recorrida de 10,65 kms. Un todoterreno está aparcado fuera y dentro cuatro pescadores están merendando con la intención de pasar la noche allí y salir a pescar mañana temprano. Hablo un rato con ellos y me recomiendan que desista de descender por el cañón del Cárdena, está cerrado de maleza, si bien dos meses antes, una pareja que ascendió por ese lugar nos indicó que era un camino fácil y llevadero. Al despedirnos nos ofrecen una botella de naranjada para el trayecto cosa que aceptamos alegremente.




Con esta información y dado lo tarde que era, Raul y yo acordamos descender por el plano inclinado, "más vale malo conocido que bueno por conocer". Con el cansancio de Carlos, la noche se podría echarnos encima en el supuesto de encontrarnos con una "engatada" o encerrona.

Tras el descanso, continuamos la traza ésta vez por una pista fácil con buen firme en constante ascenso durante 2,5 kms, mientras a nuestra espalda se mostraba un estupendo paisaje de las montañas con la presa rota allá abajo. Carlos sigue caminando con paso lento pero constante. Ahora mi preocupación es el descenso por el plano, aun quedan algunos kilómetros para terminar.














Llegamos al techo de la ruta a las 17:50 horas, llevamos caminando 13,3 kms y el GPS marca una altitud de 1.753 metros, nos quedan 4,7 kms hasta el siguiente refugio, donde analizaríamos la situación nuevamente. Este nuevo tramo es casi todo en descenso por pista fácil con buen firme compactado y como reza el refrán, para bajar "todos los santos ayudan". De verdad que ayudan, el hecho de descender y recuperar energía a base de fruta y barritas energéticas, llegamos al refugio a las 19:11, no es para echar cohetes pero con el cansancio acumulado me doy con un canto en los dientes.














Tras descansar sentados a la puerta del refugio, proseguimos la marcha por el camino principal de frente cara al plano inclinado y dejando a nuestra derecha el embalse de Garandones. El firme sigue siendo bueno por pista fácil y con mayor pendiente de descenso que hasta ahora hasta las construcciones de servicio del tren de cremallera. Descendemos al lado de la Laguna del Payón y según avanzamos ya vamos divisando el Lago de Sanabria.












Iniciamos por el camino roto del plano inclinado a las 19:41 horas con una distancia recorrida de 19,71 kms. La traza sigue un camino sinuoso y tortuoso por grandes piedras que salva una diferencia de cota de más de 500 metros en 3 kilómetros desde Moncabril. Nos detuvimos un par de veces para descansar las piernas de este descenso "rompe-rodillas", aunque esta vez la dificultad no me pareció tanta como hace dos meses.




Sorprendentemente, un deportista, un "runner" de montaña, subía trotando piedras arriba. Quedamos asombrados de la rapidez y agilidad de sus certeros pasos.





Según avanzamos, atravesamos el antiguo trazado del tren de cremallera. El runner ahora en descenso nos vuelve a adelantar a buena velocidad brincando sobre las rocas, mientras nosotros damos pasos pesados frenando la bajada con las piernas apoyados por el bastón. Pasamos tambien al lado del viaducto del tren y al fin, Moncabril a la vista. Ya solo queda una nada, un paseo llano hasta llegar al coche de apenas un kilómetro.




















Al final la distancia recorrida ascendió a 23,76 kms, con un tiempo total de 12:57 horas y detenidos estuvimos más de cuatro horas. Vaya, todo el día de excursión. La ascensión acumulada en torno a los 933 metros.






Ya en el coche, nos pusimos ropa y calzado cómodo y fuimos a un bar a repostar combustible sólido y líquido. Se me ocurrió sacar el choricín de Ezequiel de Villamanín y nos pusimos como "kikos" y por supuesto no hubo fotos de este pecado capital.



SALud